Vacaciones son para desconectarnos de nuestra rutina diaria y refrescarnos con aires nuevos. Salimos de la casa y de la ciudad y nos vamos a otro lugar. Pasamos por ciudades desconocidas, dormimos en camas extrañas, visitamos lugares vistos antes en postales y comemos a donde nos alcanza la economía. A veces estamos con parientes y a la merced de la cultura y agenda de ellos.
Por estar fuera de la rutina, muchas veces dejamos a un lado nuestros hábitos espirituales que nos fortalecen. No leemos nuestra Biblia cada día (hasta olividamos empacarla), y por comer en restaurantes no hacemos oración antes de comer, y si faltamos un domingo en RR tampoco asistimos alguna iglesia a donde vacacionamos. Básicamente tomamos vacaciones espirituales. Gran error. ¡Peligro!
Es que...en vacaciones estamos expuestos a toda clase de peligros. Dos ejemplos: el peligro de un accidente en la carretera y el peligro de perderse en una ciudad desconocida y ser víctima de un delincuente que ve tus placas foráneas.
Además estamos expuestos a conflictos: el tener toda la familia encerrada en el auto por horas, o perdida en una ciudad requiere más armonía y unión que antes. Y sí visitan a familiares que no conocen a Cristo, es importante dar un buen testimonio.
Lo que quiero decir es: no vayamos a descuidar nuestra vida espiritual porque las vacaciones requieren mucha fe. Pueden ser cansadas y peligrosas.
Sugerencias:
°Orar antes de salir en carretera o subirse al avión.
° Leer un pasaje de la Biblia cada mañana antes o después del desayuno pidiendo que el Señor
les dé protección y armonía estando en familia.
° Tener presente al Señor en todo momento.
° Orar al final del día dando gracias por lo que han gozado
¡Hábitos espirituales ayudan a gozar de buenas vacaciones!
Gracia y Paz,
Pastor Kenton
